domingo, 23 de mayo de 2010

DOS DIAS EN SANTIAGO



Hoy es mi segundo día en Santiago, aparte del de la llegada. Ayer comenzó el día con dos malas noticias, la muerte del padre de Mª José, y la del de Jose. De verdad he sentido no estar con vosotros en estos momentos, aunque mi oración del día fue por ellos.
Nos levantamos, como siempre muy temprano, y yo salí corriendo a buscar un café, sin haberme dado cuenta de que había máquinas de café en el albergue. César (por cierto, gracias por tu comentario, pero no me subas a los altares, que esto es un tiempo de gracia que regala el señor. A la vuelta, como decimos en el camino, el demonio está detrás de la puerta esperándote, para quitarte la alegria y hecerte ver quién eres en realidad, un pobre pecador salvado por la misericordia infinita de Dios, manifestada en su hijo Jesucristo.), se marchó temprano a la Catedral a cojer sitio para la misa del peregrino, mientras yo me quedaba esperando a Seur, que me recogiera la bicicleta; la cita era de nueve a diez, y se colaron a las once. Por lo menos, pude rezar tranquilo mientras esperaba. Cuando por fín me fuí a la catedral, habia colas de cientos de personas esperando para entrar, por lo que me quedé en la calle. Esperando ahora a que terminara la misa para despedirme ya de César, y para cortar la espera me fuí abuscar la parroquia donde me habían dicho que había comunidades, por si tenían la vigilia a una hora asequible, irme con ellos a celebrar. La parroquia estaba en la quinta puñeta, así que cuando terminó la misa del peregrino y me llamó César no había manera de llegar a decirle adiós, así que nos despedimos por teléfono. Espero, César que tengamos ocasión de volver a vernos y recordar con alegría estos días tan cortos pero tan intensos del camino. A veces Dios nos pone gente a nuestro lado personas que actúan como ángeles que nos acompañan en el camino, así ha sido con todos los que hemos estado juntos estos días.
Los andaluces me llamaron para ir a comer juntos y así lo hicimos. Jose y María se dieron una mariscada de homenaje y Oliver y yo comimos de menú, pero lo importante no era la comida. Lo importante fue compartir los últimos momentos del camino, que en cierto modo nos ha unido a todos, tan diferentes en edad, en origen, quizá en forma de pensar, pero parte de lo que al final ha sido un equipo de bicigrinos haciendo entrada en la Plaza del Obradoiro alegres como chiquillos. Gracias a todos vosotros.
Eloos también se marcharon a media tarde y, ya solo, me veo con dia y medio por delante en Santiago y la mente ya en casa. Tan poco tiempo ha pasado y el camino es ya un recuerdo, algo irreal. Cuando pasen unos días no yo mismo voy a creer que esto ha sido posible. Me pongo a mirar atrás estos días y me parece increíble tantos kilómetros, dia tras día, sin descanso y sin desfallecer. Sin un percance, sin una herida, sin una avería. Yo mismo no me explico no haber tenido ni un sólo pinchazo en tantos kilómetros. las dos caídas ahn sido pura anécdota pues en ninguna de ellas me hice un sólo arañazo, al contrario, la "jartá" de reir que me dí en la primera me sirvió para relajarme. La bici se ha portado de lujo, alguna vez le he sacado la cadena cambiando a destiempo, por lo demás, ni mirarla siquiera. Toda la carga de herramientas, cámaras, etc. que traía ha ido para atrás sin tocarlas.
Vuelvo al día. Como decía tras marcharse los compañeros, me ví muy sólo pensando qué hago yo aqui ahora, cuando ya debería estar camino de casa. Para matar el tiempo me fuí a un bar a ver el partido de fútbol, acompañado de un bocata de chorizo que me hicieron menos triste la espera.
Esta mañana, salí del albergue cuando esto ya era un hervidero de gente y de actividad, directo a buscar la Colegiata del Sar, que tenía interés en verla. Cuando llego allí me la encuentro cerrada y, claro, es que eran las ocho de la mañana. Así que de nuevo a la plaza del obradoiro, desayuno y me meto en la Catedral a rezar, aprovecahndo que todavía no está el guardia en la puerta y me puedo meter con el bolso. Ya puesto me quedo para la misa de Diez, y la celebra el mismo cura del viernes, y nos sueltas la misma homilía de los ataques a la iglesia, y que ésta se sostiene por el espíritu.Es cierto, pero fue calcada una de la otra. Por cierto, concelebraban cuatro curas polacos que veníen con un grupo de doscientos polacos.
Tras la misa,me meto en el Museo de la Catedral, y lo disfruto sin prisa, echando allí el resto de la mañana. Al salir me sorprende que, mientras yo he estado dentro han hecho una alfombra de flores en la plaza, grandísima, preciosa, aparecida como de la nada. Creo que era un grupo de un pueblo cercano (no me preguntéis el nombre) en el que es tradición hacerla para el corpus.
La comida, de self-service y me vengo al albergue a huir del calor sevillano que está haciendo en Santiago, y echo un rato leyendo florecillas, de donde saco una palabra para hoy: Si numerosos son nuestros pecados, infinita es la misericordia de Dios.
Ya estoy impaciente por encontrarmwe de nuevo en casa, abrazar a mi mujer y a mis hijos, mi mader, y a todos. qué largos se están haciendo estos dos días. Gracias a Dios ya mañana por la noche dormiré en casa, mientras tanto un beso fuerte.

La paz.

1 comentario:

  1. Ahora durante muchos días soñarás todas las noches con el Camino, a mi me ha pasado la dos veces, ahora tienes que colgar todas las fotos que has hecho, un saludo PEREGRINO, yo sueño con el día que pueda volver hacerlo, MAMÉ VALDÉS.

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