viernes, 24 de octubre de 2014

CUATRO AÑOS DESPUÉS

Hay experiencias que dicen marcan para toda la vida, y pienso que así ha sido para mí esta de hacer el camino. Decía Mamé en su último comentario: “ahora durante muchos días soñarás todas las noches con el camino”. Yo no suelo recordar lo que sueño de noche, pero despierto, cada día sueño con el camino, con volver. Los momentos vividos, los compañeros de camino, todo lo recibido en estos días de peregrinación fueron para mí un regalo de Dios. De hecho creo que me he convertido en un propagandista del camino, y ya dos buenos amigos han hecho su camino, volviendo tan contentos como yo lo hice. En mi memoria guardo como un tesoro cada uno de los momentos vividos. La soledad en medio de la naturaleza, la presencia del Altísimo, la belleza de las tierras recorridas, los peregrinos que conocí, los hospitaleros, verdaderos ángeles del camino, y sobre todo los más cercanos: César, mi hermano del camino, Jaime, Pepe, Oliver, María, Jose, David. Pero también aquellos otros con los que compartí sólo momentos, pero momentos muy intensos, como aquel cigarrillo a pie de carretera con Miguel, camino de Alcuéscar ; la cena en Zamora con el peregrino de Madrid, sin nombre, que tanto sufría por su hijo, enredado con la mafia ; o aquella otra cena en Santiago con una peregrina alemana de más de setenta años, que no hablaba español, ni yo alemán, pero pudimos cenar juntos sin parar de hablar. Son las cosas del camino, alrededor del cual se crea un mundo aparte, donde las noticias importantes no son la política o los sucesos. Las cosas importantes, aparte la nostalgia de la familia presente siempre, son los dolores, las ampollas, los kilómetros, el cansancio, pero por encima de eso la alegría y el sentimiento de estar haciendo algo único y trascendente. Incluso los incrédulos sienten que el camino les da algo especial, una especie de trascendencia, de espiritualidad. Si alguna vez te has planteado la posibilidad de hacer el camino de Santiago, no lo dudes, hazlo. Podéis suponer fácilmente que desde entonces leo todo lo que llega a mi alcance acerca del camino, y la experiencia de todos los que lo han hecho termina con el deseo de volver, a un camino que sólo dura unos días pero que queda como un sello en el corazón, para toda la vida. Buen camino. La paz.

domingo, 30 de mayo de 2010

YA HE SUBIDO LAS FOTOS

Bueno, despues de una semana, ya he subido las fotos de la peregrinación, por si queréis verlas. No he querido meter muchas, dos o tres por etapa para no cansaros. Creo que son significativas con respecto a la narración de cada etapa. Espero que os gusten.
A los que estuvisteis conmigo os envio estas y otras por correo poco a poco. Abrazos.

domingo, 23 de mayo de 2010

DOS DIAS EN SANTIAGO



Hoy es mi segundo día en Santiago, aparte del de la llegada. Ayer comenzó el día con dos malas noticias, la muerte del padre de Mª José, y la del de Jose. De verdad he sentido no estar con vosotros en estos momentos, aunque mi oración del día fue por ellos.
Nos levantamos, como siempre muy temprano, y yo salí corriendo a buscar un café, sin haberme dado cuenta de que había máquinas de café en el albergue. César (por cierto, gracias por tu comentario, pero no me subas a los altares, que esto es un tiempo de gracia que regala el señor. A la vuelta, como decimos en el camino, el demonio está detrás de la puerta esperándote, para quitarte la alegria y hecerte ver quién eres en realidad, un pobre pecador salvado por la misericordia infinita de Dios, manifestada en su hijo Jesucristo.), se marchó temprano a la Catedral a cojer sitio para la misa del peregrino, mientras yo me quedaba esperando a Seur, que me recogiera la bicicleta; la cita era de nueve a diez, y se colaron a las once. Por lo menos, pude rezar tranquilo mientras esperaba. Cuando por fín me fuí a la catedral, habia colas de cientos de personas esperando para entrar, por lo que me quedé en la calle. Esperando ahora a que terminara la misa para despedirme ya de César, y para cortar la espera me fuí abuscar la parroquia donde me habían dicho que había comunidades, por si tenían la vigilia a una hora asequible, irme con ellos a celebrar. La parroquia estaba en la quinta puñeta, así que cuando terminó la misa del peregrino y me llamó César no había manera de llegar a decirle adiós, así que nos despedimos por teléfono. Espero, César que tengamos ocasión de volver a vernos y recordar con alegría estos días tan cortos pero tan intensos del camino. A veces Dios nos pone gente a nuestro lado personas que actúan como ángeles que nos acompañan en el camino, así ha sido con todos los que hemos estado juntos estos días.
Los andaluces me llamaron para ir a comer juntos y así lo hicimos. Jose y María se dieron una mariscada de homenaje y Oliver y yo comimos de menú, pero lo importante no era la comida. Lo importante fue compartir los últimos momentos del camino, que en cierto modo nos ha unido a todos, tan diferentes en edad, en origen, quizá en forma de pensar, pero parte de lo que al final ha sido un equipo de bicigrinos haciendo entrada en la Plaza del Obradoiro alegres como chiquillos. Gracias a todos vosotros.
Eloos también se marcharon a media tarde y, ya solo, me veo con dia y medio por delante en Santiago y la mente ya en casa. Tan poco tiempo ha pasado y el camino es ya un recuerdo, algo irreal. Cuando pasen unos días no yo mismo voy a creer que esto ha sido posible. Me pongo a mirar atrás estos días y me parece increíble tantos kilómetros, dia tras día, sin descanso y sin desfallecer. Sin un percance, sin una herida, sin una avería. Yo mismo no me explico no haber tenido ni un sólo pinchazo en tantos kilómetros. las dos caídas ahn sido pura anécdota pues en ninguna de ellas me hice un sólo arañazo, al contrario, la "jartá" de reir que me dí en la primera me sirvió para relajarme. La bici se ha portado de lujo, alguna vez le he sacado la cadena cambiando a destiempo, por lo demás, ni mirarla siquiera. Toda la carga de herramientas, cámaras, etc. que traía ha ido para atrás sin tocarlas.
Vuelvo al día. Como decía tras marcharse los compañeros, me ví muy sólo pensando qué hago yo aqui ahora, cuando ya debería estar camino de casa. Para matar el tiempo me fuí a un bar a ver el partido de fútbol, acompañado de un bocata de chorizo que me hicieron menos triste la espera.
Esta mañana, salí del albergue cuando esto ya era un hervidero de gente y de actividad, directo a buscar la Colegiata del Sar, que tenía interés en verla. Cuando llego allí me la encuentro cerrada y, claro, es que eran las ocho de la mañana. Así que de nuevo a la plaza del obradoiro, desayuno y me meto en la Catedral a rezar, aprovecahndo que todavía no está el guardia en la puerta y me puedo meter con el bolso. Ya puesto me quedo para la misa de Diez, y la celebra el mismo cura del viernes, y nos sueltas la misma homilía de los ataques a la iglesia, y que ésta se sostiene por el espíritu.Es cierto, pero fue calcada una de la otra. Por cierto, concelebraban cuatro curas polacos que veníen con un grupo de doscientos polacos.
Tras la misa,me meto en el Museo de la Catedral, y lo disfruto sin prisa, echando allí el resto de la mañana. Al salir me sorprende que, mientras yo he estado dentro han hecho una alfombra de flores en la plaza, grandísima, preciosa, aparecida como de la nada. Creo que era un grupo de un pueblo cercano (no me preguntéis el nombre) en el que es tradición hacerla para el corpus.
La comida, de self-service y me vengo al albergue a huir del calor sevillano que está haciendo en Santiago, y echo un rato leyendo florecillas, de donde saco una palabra para hoy: Si numerosos son nuestros pecados, infinita es la misericordia de Dios.
Ya estoy impaciente por encontrarmwe de nuevo en casa, abrazar a mi mujer y a mis hijos, mi mader, y a todos. qué largos se están haciendo estos dos días. Gracias a Dios ya mañana por la noche dormiré en casa, mientras tanto un beso fuerte.

La paz.

sábado, 22 de mayo de 2010

ETAPA 18 : ARZÚA - SANTIAGO





Km. 42.98
Tiempo 3:23:43
Vel. maxima 47.0
Vel media: 12.70
TIEMPO FINAL: 92.09
KM. TOTALES 1254

Al fin ha llegado el día esperado, en unas horas estaremos ante la Catedral de Santiago.Es cierto que he dicho, y así lo creo, que el momento de la llegada seguramente no sea lo más importante del camino, pero no por eso es menos emocionante.
Nos levantamos como siempre muy temprano, y salimos juntos los gallegos, un zamorano, David, que se nos ha unido hoy, los andaluces y César y yo. Ocho en total. Ya parecemos un equipo. Como las etapas anteriores esta también es "cuesta abajo", que lo mismo sube que baja. Ya se ha convertido en un cachondeo entre nosotros. Hacemos la eatapa rápido, aunque yo no me he levantado hoy fino, y me tengo que bajar de la bici muchas veces. Menos mal que es el último día.
Tras una etapa, como decía igual a las anteriores, muy bonita, entre mucha vegetación, atravesando aldeas, etc. llegamos al fin al Monte do Gozo. Me tomo la libertad de tirar el casco hacia el cielo con todas mis fuerzas para celebrarlo, y entro a rezar y dar gracias en una pequeña capilla que hay allí. Fotos en el monumento de JPII y cuando miro para ver las agujas de la catedral, no se ven. Han sembrado una plantación de eucaliptos justo en el sitio que impide ver la catedral desde el Monte del Gozo. Esto es para protestar, pienso hacerlo. En cuanto llegue a Chipiona le escribo un correo a quien corresponda. Una tradición milenaria destrruida por unos cuantos eucaliptos? Por favor.
Después de un buen rato allí, bajamos a Santiago. Yo entro en la ciudad cantando a voz en grito "Qué amables son tus moradas", y los demás me miran extrañados y divertidos. Tras callejear hasta el Obradoiro nos plantamos enfrente de la Catedral, nos abrazamos, y la contemplamos en silencio. Es un moemnto en el que te quedas un poquito pasmado, sin saber que hacer. Nos despedimos de los gallegos (que al fin y al cabo nos han traído hasta aquí) y no podemos entrar en la Catedral, porque habíamos reservado el albergue y nos obligaban a llegar allí a confirmar la reserva antes de la una y media. Así que al albergue corriendo. Santiago está llena de gente, peregrinos, excursiones.., junto a nosotroas llegaron un grupo de chavales, debía ser algún colegio, que ponen la nota cantando "hemos venio a emborracharnos, el camino nos da igual". Ya he dicho antes en elguna ocasión que aquí hay poca fé y mucha excrusión o mucha aventura.
Tras la comida que hacemos junto a la catedral, vamos a pedir la compostela y a mí se me saltan las lágrimas de emoción al cogerla. Después el abrazo al Santo y la visita al sepulcro con una oración especial por mis hijos. Todo esto enmedio de inmensas colas de gente en todas partes y eso que es viernes. Dicen que sábods y domingos es mucho peor. Nos han dicho que hay misa de peregrinos por la tarde, a las 7,30 y nos quedamos alrededor de la Catedral esperando para asistir. Mientras intentamos ver el Pórtico de la Gloria, pero está oculto entre andamios. Decían en la radio el otro día que han puesto los andamiios hace ocho meses y todavía no han empezado los trabajos; Todo esto en Año Santo; podían haberlo dejado para el año que viene.. Toda la Catedral está supervigilada, guqardias en todas las puertas y sólo se puede entrar por la de Las Platerías, donde no te dejan pasar con ningún tipo de mochila, por lo que hay que ir a una consigna a dejar lo que llevamos. Tras más de hora y media esperando asistimos a la misa del peregrino, donde no sacan el Botafumeiro, sólo lo hacen sábados y domingos. Tras la misa nos vamos a un bar típico entre callejuelas (de un metro de ancho) donde hay cola por cojer mesa, aunque luego la comida no es nada especial. Allí echamos un buen ratito todos juntos, también se acerca Jaime que ya viene desde su casa bien afeitadito y arregladito. Cuando nos damos cuenta, la hora del albergue, a correr que nos dejan en la calle.

La palabra para hoy, del evangelio del dia: Simón, me amas? Señor, tú sabes que te amo.

He reservado el billete de vuelta para el lunes, así que estaré en Santiago dos dias más. Quizá estos días más tranquilo haga un poquito de balance.

El beso de cada día a mi mujer y a mis hijos.
La paz.

ETAPA 17 : PORTOMARIN - ARZUA





Km.: 56.50
Tiempo: 4:44:23
v. max.: 53.0
V. media: 11.93
Tiempo total: 88.45
Km. totales: 1211

El final del dia de ayer fue dejarme olviodada la bolsa en el bar donde comimos César y yo y tener que volver a subir corriendo al pueblo, otra buena cuesta, para recogerla. Gracias a que "tól mundo es gueno", y me la tenían guardada.

La salida de Portomarín comienza con una peazo de cuesta, que en frío me falta poco para echar la hiel por la boca. Salimos juntos los dos gallegos, César y yo, y nos adentramos de nuevo en los montes gallegos, cruzando bosques de Carballos (robles) y eucaliptos. Nos dice el gallego que cuando la armada invencible, pelaron los montes gallegos para construir los barcos, e introdujeron el eucalipto para repoblar grandes superficies de montes. Los robles, naturalmente son mucho más bonitos y se integran mejopr en este entrono bellísimo. Cruzar Galicia por el camino está siendo una delicia. El camino transcurre casi todo a la sombra de los árboles, lo que se agradece con los días de calor que se han dejado venir. Si estas temperaturas me cojen en Extremadura, me tenéis que ir a buscar derretío por losd montes aquellos.

Cruzamos arroyos continuamente. En uno de ellos un poco más profundo, que ya picao cruzo por el agua, me llega hasta las alforjas, me mojo los zapatos, pero paso sin bajarme.

Hay un momento que el camino está cortado por obras, y nos desvían por otro camino que poco después se convierte en el curso de un arroyo, cuesta arriba, entre chinos, barro; no hay manera de subirlo en la bici. Al final tenemos que pasar las bicis por encima de un murete y tomar campo través por enmedio del prado. Atravesamos también numerosas aldeas de cinco o diez casas, que no aparecen en el mapa. En uno de los pueblos un poco más grandes paramos a ver una ermita en la que hay un Cristo crucificado curioso, con una de los brazos caído hacia abajo.

Es una etapa rompepiernas, aunque los gallegos dicen que del Cebreiro en adelante todo es cuesta abajo, ya he entendido que aquí las cuestas abajo, lo mismo suben que bajan.

Paramos en Melide, donde los gallegos nos dicen que se come el mejor pulpo de la zona, y nos hacemos un homenaje a base de pulpito a la gallega y pimientos de padrón. Tras la comida nos ponemos en camino a buscar un sitito donde hacer una siesta acorde a la comida, y lo hacemos bajo unos carballos que dan una sombra del diez.

Tras la siesta, de nuevo en marcha, ahora coincidimos con un grupo que va a caballo, (unos veinte), a los que adelantamos en las cuestas abajo y en las cuestas abajo que suben nos adelantan ellos, así un buen rato tragando el polvo que levantan.

Sobre las seis de la tardellegamos a Arzúa, a un buen albergue, el Vía Lactea, donde ya habíamos reservado plaza (esto de ir con los gallegos tiene la ventaja de que conocen todo). Como los últimos días el camino ha estado todo lleno de gente, y cada vez hay más ciclistas.

Ya en Arzúa, me encuentro con los andaluces, Jose, Oliver y María, y hablo con ellos que me gustaría que entráramos juntos en Santiago, y quedamos ya para hacer la etapa de mañana todos juntos.

Me voy a misa, que ya hacía dos días que no podía y me llama la atención la predicación del cura, muy bien construida, utilizando el catecismo, para hablar del espíritu santo, fuego que arrastra y en ciende el corazón. Utiliza términos que me son muy familiares, como la fé tipo trajecito de primera comunión, que no se alimenta desde entonces, la necesidad de la evangelización y de alimentar una fé adulta. Al final de la misa, bendición de peregrinos emotiva, hecha con amor.

Me voy a buscar a César para la cena y me lo encuentro enfermo en la cama, ýa esta mañana tenía molestias y con el tute que nos hemos dado hoy... Así que me voy solo a cenar, y me encuentro a los gallegos de nuevo, con los que voy a un bar que ya conocían a cenar muy bien.

Es curioso, y a veces desconcertante, personas tan distintas a nosotros, que no quieren saber nada de Dios ni de la iglesia, y Dios nos los pone de compañeros de camino, para llevarnos juntos al sepulcro del Apóstol. Yo lo acepto sin entenderlo, pensando que quizá Dios me ponga en su camino con alguna misión. A mí me incomoda, porque me impide parar a rezar por las mañanas, pero ya digo, lo acepto y procuro rezar por la tarde. En fin me voy a cenar con ellos a un sitio que ya conocían y comemos bastante bien, pero se prolonga la cena y tenemos que volver corriendo al albergue. Los horarios de los albergues agobian a los peregrinos, una vez que llegamos a los sitios donde nos vamos a quedar, todo lo tenemos que hacer corriendo. Yo, todos los dias procuro ir a misa, escribir en el blog, cenar, y cuando me vengo a dar cuenta, tengo que estar metido en la cama, a las diez, siendo de día todavía.
Al llegar al albergue, nos encontramos una fiesta italiana en el patio, yo me siento junto a ellos a tomar mis notas del día, para hacer esta crónica. Al menos ellos han conseguido un poquito de prórroga que me permite anotar algo.
Ya hay ambiente de despedida, mañana, todos los que estamos aquí llegaremos a Santiago y así todos estamos un poquito melancólicos, y tristes porque esto se acaba, aunque deseamos estar en casa.
Hoy la pàlabra, del Evangelio de la misa: Que todos sean uno como tú y yo somos uno.
Tengo que escribir algún día de los sonidos y olores del camino, que no salen en las fotos.

Un beso a mi mujer y a mis hijos.

La paz.

miércoles, 19 de mayo de 2010

ETAPA 16: ALTO DO POIO - PORTOMARÍN




KM. 64.72
TIENPO 4:32:01
VEL MAX. 51.6
VEL MEDIA; 14.28
TIEMPO TOTAL: 84.01
KM. TOTALES: 1154

Ya estoy con el agobio del tiempo. Después de hacer la crónica de ayer, aquí están empezando a apagar luces, y a meter bulla. Intento hacerme el loco y seguir.
Esta mañana hemos desayunado y salido de la Venta del Alto do Poio, con un tiempo magnífico, y empezamos a bajar, por carretera unos 15 km de bajada continua que hacemos rápidamente,c asi en media hora, hasta el Monasterio Benedictino de Samos. A mitad de la bajada. empieza la niebla y el frío, y es que estábamos por encima de las nubes. Otra vez a pasar frío. Total, llegamos al monasterio y lo visitamos. Bellísimo y gigantesco, mucho más grande que nuestro santuario. Tras la visita, a la espera de la cual, me había retirado a un rincón a hacer laudes. Nos voñlvemos a poner en marcha, ya por el camino y empezamos a disfrutar de una de las más bonitas etapas del camino, entre bosques de robles (carballos les dicen por aquí), atravesando multitud de aldeas a lo largo del camino. Nos encontramos a unos gallegos, que también habíamos conocido antes y nos unimos los cuatro para hacer la etapa. El camino aquí es un continuo subibaja a través de los montes, atravesamos ríos, incluso a veces el mismo camino se convierte en un río que tenemos que subir o bajar entre piedras, agua y fango, pero todo es tan bonito, y además acompañados, no se nos ocurre dejar el camino, seguimos siempre adelante aunque la etapa se hace bastante más dura de lo esperado. En una de éstas, circulando através de un arroyo, me atasco y me caigo (2ª vez), encima de unas zarzas. Pero ,está claro que Dios me protege y no me hago ni arañazos.
Llegamos a Portomarín a las cinco de la tarde, sin comer, cansadissimos y , al menos yo, ciego de hambre. Sin quitarme el fango siquiera, que llevaba bastante encima, me como un bocadillo que me sienta de maravilla.
César, ha grabado varios videos de la etapa, tengo curiosidad por verlos, deben ser muy interesantes.
No tengo tiempo para más , ya me están metiendo bulla. Una palabra para hoy: Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios, y todo el que ama a aquel que le da el ser ama también al que ha nacido de Ël.

Besos a mi mujer y a mis hijos.

La paz.

ETAPA 15; PONFERRADA - ALTO DO POIO



KM: 70.10
TIEMPO : 5:49:46
VEL. MAX.: 43.9
VEL. MEDIA 12.05
TIEMPO TOTAL 79.29
KM TOTALES 1090

He subido el Cebreiro en Bici. Repito: He subido el cebreiro en bici. Bueno, alguna vez me he bajado, pero el que conozca O Cebreiro sabe proque lo celebro por todo lo alto. La mare que lo parió, ¿No había otro sitio donde poner el pueblo, o otro sito por donde pasar la cerretera?
Os juro que esto no es humano, ni un respiro, ni un metro llano, ni una sombra donde cobijarse. Después de esto me atrevo con el inglés, el tourmalet, o los Lagos de Enol.
Vayamos por partes, anoche después de pasar la crónica, un peregrino nos deleitó con un espectáculo de magia (igual que Magopako, pero en inglés) muy simpático, que nos hizo agradable la velada. Antes ya había ido a comprarme a la farmacia los tapones para los oídos, que estrené con éxito esta noche.
Diana a las siete , como es habitual, en el albergue ofrecen desayuno de leche y dulces, yo huyo de la leche y me voy a buscar un bar donde den un café por favor. Tras desayunar, salgo de Ponferrada temprano, pues hacía buena temperatura. A poco de la salida, me encuentro una capillita junto al camino, que estaba abierta y me meto allí a rezar mis laudes para empezar bien el día.
Ayer os decía que había quedado con César, un peregrino de Madrid para cenar juntos, así lo hicimos, pero además esta mañana me lo encuentro en el camino, y a partir de ahí seguimos juntos, por el camino, hasta que nos ponemos en la base del Cebreiro. El camino por aquí discurre paralelo a la carretera, y como estos dias atrás, es una feria, un rosario de gente continuo, sin huecos. Cuando llegamos a la subida famosa, nos preguntamos ¿camino o carretera?. Entre que él tenía algunas molestias en las piernas, y yo que no tengo fé en mis fuerzas, pues carretera. Si así fué la carretera, ¿Cómo sería por el camino? Como os decía antes, la subida al Cebreiro tiene rampas muy, muy duras, y no tiene descanso en ningún momento. La única cosa que lo suaviza un poco es que vas pasando contunuamente aldeas y pueblecitos, en donde paras a preguntar si vas bien, a tomar un café o una cerveza, y así vamos engañando al cuerpo. Esta sin duda, ha sido la etapa más dura del camino. Cuando llegamos a un pueblo que creíamos que era el final, nos dicen que quedan todavía cuatro kilómetros de subida, así que nos quedamos allí a comer, en Piedrafita do Cebreiro, donde comemos con tres madrileños de más de 60 años, que van a hacer el camino desde navarra en cinco días a razón de 180 kilómetros diarios, esto es de locos.
Entre César y yo se ha establecido una buena comunicación, y aunque no nos conocemos de nada, en los respiros que tenemos, hablamos de lo divino y lo humano, y la verdad es que es agradable su compañía. Se muestra preocupado por la fé de sus hijos, y me da pie para darle testimonio, y animarle a que se integre en la iglesia.
Bien, pues después de una buena comida en Piedrafita, salimos dispuestos a comernos el Cebreiro, y así lo hacemos, aunque casi acaba él con nosotros, !Qué paliza!. A la entrada del pueblo está el albergue, lleno de gente alrededor, que enseguida nos informa de que no hay sitio ni en este ni en ningún otro albergue. Están organizando autobuses para ir a dormir al polideportivo de Piedrafita. Ya digo que esto es una feria, en el sentido de la cantidad de gente que hay. La perspectiva es dormir en el polideportivo, en el suelo, o seguirunos kilómetros más, a buscar albergue en los siguientes pueblos. El problema es que vienen dos puertos de montaña a continuación, no tan fuertes como o Cebreiro, pero puertos de montaña, al fin y al cabo. Nos armamos de valor y seguimos adelante. Tras subir el alto de S. Jorge, llegamos a Hospital, pueblecito pequeño, donde tampoco hay albergue. Cuántas veces me he acordado hoy de S. José. Adelante a subir el Poio, ya casi arrastrándonos, y haciendo las rampas más fuertes andando. Por fín llegamos al alto del Poio y allí lo que hay es una cutre venta de carretera, que tiene albergue, más cutre todavía, pero tiene sitio y allí nos quedamos. Por muy mal que esté ya no hay fuerzas para más.
Una vez instalados la opción que tenemos es sentarnos en el bar o ir a otro bar que había enfrente al otro lado de la carretera, así que nos sentamos a pie de carretera a ver llegar peregrinos como nosotros, o los que han hecho lo mismo, pero andando, que llegan destrozados, algunos de ellos en taxi, porque ya no podían mas.
También llegan unos chavales, con los que había coincidido varias veces antes. Un muchacho de Granada, su novia de Alamería y otro que les acompaña, que creo es de Madrid. Me saludan con mucho cariño, se hacen fotos conmigo y después de un descansito, continúan más adelante.
Cuando habíamos llegado a la venta, guardamos las bicis en un garaje que hacía a la vez de gallinero, entre la mierda de las gallinas y el coche del hospitalero.
Ya sólo quedan 153 kms. para Santiago. El momento de la llegada se acerca, y cada vez tengo más claro que lo importante, que lo enriquecedor, no es llegar, es caminar. Es lo que nos ilusiona a todos, de hecho las conversaciones giran en torno a las veces que se ha hecho ya el camino, o las ganas de volver a empezar que todos tenemos.
Ya no me queda ropa limpia así que me ducho y me visto de sucio otra vez, hasta que tenga ocasión de lavar.
Hoy la palabra es una sola Bienaventurados................
Como cada día mi último pensamiento para mi mujer y mis hijos. Os quiero

La paz.